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Mostrando entradas de abril, 2017

Rock en tu idioma Sinfónico: La nostalgia nos hace felices.

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     Si consideramos que el movimiento  llamado “rock en tu idioma” fue creado (por una compañía discográfica) a mediados de los años 80´s y que en esas fechas  su Godinez servidor apenas estaba por nacer; es obvio que no me tocó vivir absolutamente nada  de aquellos años. Las canciones y las bandas las fui descubriendo  muchos años después, cuando  ya la mayoría de esos grupos, tanto argentinos, españoles y mexicanos  no existían. Aunque posteriormente las grandes bandas de esa época volvieron a reunirse y salir de gira,  y así pude ver a muchas de ellas, varios de los éxitos del “rock en tu idioma”, sobre todo de bandas menores, quedaron  en el limbo, entre el olvido y la nostalgia, entre el recuerdo y las ganas de poder escucharlas al menos una vez en vivo. Sabo Romo fue consciente de esta necesidad de más de una generación y formó un combo con varios de los  protagonistas del movimiento, los juntó, agregó  una orquesta sinfónica  y dio con el antídoto a la  nostalgia rocke

Arctic Monkeys: 10 años de la peor pesadilla favorita.

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     Cuando una banda debuta con un álbum que impresiona y conquista, no solo al público, sino a la prensa especializada, estará atenida al surgimiento de un enemigo con el poder de consolidar o destruir su carrera; de convertirla en una banda símbolo de una generación o de hacerla solamente recordada por un efímero éxito. Ese enemigo surgirá recién salga su segundo material: “la maldición del segundo álbum”. En el 2006 y precedido de un éxito sin precedentes en las entonces nacientes redes sociales –particularmente en My Space–, los Arctic Monkeys conquistaron el Reino Unido y gran parte del mundo con el espectacular Whatever People Say I Am, That's What I'm Not . Los exagerados halagos y calificativos con los que la prensa de las islas definía al disco y a la banda, hacían que cayera una presión enorme sobre cuatro tipos de Sheffield que apenas superaban los veinte años de edad. Una de las primeras víctimas de este desmedido hype fue Andy Nicholson, bajista original de

El obsoleto Tri de Alex Lora

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Posiblemente al día de hoy, ir a un concierto del TRI, con todo y su mítico ‘gritante’, Alex Lora, ya no suena tan atractivo. Sin embargo, si el costo del boleto es de 20 pesos y el de la cerveza 50, se convierte en buen pretexto para reunirte con amigos  y cantar muchas canciones que sabes de memoria, aunque se trate de un lunes. Con una lentísima revisión y las interminables filas que eso provoca, logré entrar al recinto justo cuando los primeros guitarrazos empezaban a escucharse. En un lugar abarrotado, lo difícil fue encontrar a ‘mi bandita’ (hablando como buen fan del TRI). Los encontré. El plan salía de acuerdo a lo planeado. Sin embargo, pronto me di cuenta que no sería una noche fácil. El TRI es una banda histórica; una referencia cuando se habla de rock hecho en México. El problema es que iniciaron valientemente; mentándole la madre a los hijos del  entonces presidente Díaz Ordaz y actualmente hacen canciones a la memoria de Juan Pablo II. Alex Lora y su ‘domador

Sigur Rós en México: La brutalidad cargada de belleza

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             En el ya lejano 2008, el sorprendente cartel del Festival Colmena anunciaba a su headliner: Sigur Rós. Ya en Tepoztlán, de la incredulidad de tener enfrente a la banda islandesa, se pasó a la decepción en tan solo 3 o 4 canciones. Orry Páll, el baterista; presentó problemas físicos, los cuales hicieron que el concierto fuera, aunque mágico,  muy breve  y algo improvisado. Desde entonces  la banda, pero principalmente Orry, me quedaron a deber algo. Cuando se anunció que en abril del 2017 estarían nuevamente en México, sabía que sería el momento exacto de pagar esa deuda. Los boletos para la primera fecha, del lunes 3 de abril, se terminaron tan solo hacer el anuncio que estaban ya a la venta. Aunque se esperaba lo mismo para el segundo concierto el martes 4; la verdad es que 15 minutos antes de iniciar el concierto se veía un Auditorio Nacional con más asientos vacíos que asistentes. Ya dentro del recinto había una extraña neblina que cubría el escenario, como si